Las bullas en Quito

Las bullas: vivir la ciudad entre consignas y gas

Un ensayo fotográfico de personas ajenas a la naturaleza propia de una manifestación callejera.

Quito ha sido siempre una ciudad de marchas, protestas, y manifestaciones. O como se les dice popularmente: las bullas. Las plazas de su centro histórico han sido el escenario para miles de militantes, policías de uniforme y encubiertos, en moto, a pie o a caballo que por vallas apiladas son separados de quienes han marcado el cauce de millones de pasos que llevan el ritmo de cantos, consignas, reprimendas y exigencias que viajan una y otra vez por la calle Guayaquil.

Un policía y una manifestante ayudan a cruzar la calle a una anciana en una protesta en Quito.
Una vendedora ambulante durante manifestación en Quito.

Por lo general, lo que se registra y se queda en la retina pública es una línea definitoria que separa a los que están de un lado de la plaza y los que están del otro lado en confrontación, tensión, y casi siempre en enemistad.

Hombre en silla de ruedas baja atravesando las bullas hasta la Plaza de Santo Domingo.

Pero hay momentos entre los cánticos y el gas lacrimógeno que parecen ajenos a la naturaleza propia de la “marcha”, distantes de lo que dicta el imaginario popular debe suceder en una protesta callejera. 

Hay quienes caminan sin elección de bandos en una plaza, haciendo su vida de todos los días, en sus avenidas principales, la Caja del Seguro, en las esquinas del Centro Histórico y los bordes de sus plazas. Para limpiar vender cruzar.

Hombre en monopatín lleva el pan a su casa cruzando frente a un contingente policial durante manifestaciones en Quito.

Quizás para alguien ese día fue el turno de limpieza de una calle, a pesar de que en el cronograma de trabajo no alertaba que habría una manifestación. O, probablemente, su turno fue en esa calle porque la manifestación dejaría mucho que limpiar. 

Otro transeúnte simplemente atravesaba con apuro las calles, entre la multitud de la bulla, intentando llevar el pan a casa.  

O seguramente alguien tenía que seguir por  las veredas para vender y cerrar el día, con la esperanza mercantil y humana de  que a un manifestante le dé sed, entre tanto grito y tanto paso apurado.

Retrato de un barrendero recogiendo basura durante una marcha en Quito.

Son personas que atraviesan las bullas desde sus otras y propias circunstancias: para hacer su trabajo, para dar una mano, para observar, para ser testigos. Para ser parte de la marcha de otras maneras, lejos de la dicotomía manifestante-policía, humo-gas, casco-pasamontaña.

Vecinos miran desde el balcón cómo la marcha pasa por su calle en el Centro Histórico de Quito.
Policías parqueados afuera de un supermercado vigilando las manifestaciones.
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Diego Lucero, Nicole Moscoso y José María León
Diego es videógrafo y fotógrafo en GK. Nicole es la directora audiovisual de GK, y José María es el CEO y director creativo de GK.

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